La generación mas numerosa de la historia esta a punto de desembarcar en la jubilación. Los “baby boomers” llegan a una tercera vida, que no una tercera edad, impregnada de todo lo que han aprendido y han conquistado, en una generación que ha crecido empujando la cultura de la emancipación. Así que los poderes públicos tendrán que pensar como aprovechar este capital humano.
Por tanto, los boomers, la generación de la longevidad, son los que dinamizarán las barreras y la concepción de la edad. Un perfil, el del anciano que viene, que rompe con el estereotipo del “abuelo” actual.
Asistimos al mayor triunfo de la humanidad desde sus inicios, y no debemos recibirlo con miedo. Es un reto. Un reto que ha de pasar por un cambio en la mirada sobre la edad y la llegada de unos modos de vida diferentes: aparición de nuevos sectores económicos, reformas estructurales y un cambio también del lenguaje y de la imagen del ”mayor”. Aprovechar el cambio cualitativo y cuantitativo en la fecha de caducidad de la gente, esa es la cuestión.
El número de personas que superaran los 80 años se triplicará en 30 años y se multiplicará por 7 en el 2100. De 137 millones en 2017 pasarán a 425 millones en 2050 y a 3.100 millones en 2100, según estimaciones de Naciones Unidas. En España, los mayores de 65 años representan ya un 25% de la población. Hoy, cuando una personas cumple 60 años de edad aún se espera que vida de madia otros 25 años.
Tres son los pilares que articulan la exigencia de cambiar la perspectiva que la sociedad tiene de las Persona mayores.
- El primero es el carácter más participativo, así que hay que crear entornos nuevos, que es también un predictor de buena salud mental.
- El segundo pilar es la necesidad de cambiar la imagen social de este segmento de la poblacional. Hay que dejar de mirarlos como seres pasivos y como un grupo homogéneo.
- Y el tercer pilar es cómo y dónde queremos vivir. Las Residencias no tienen futuro. Hoy uno quiere vivir en su casa, en un entorno agradable, y con cada vez más servicios asistenciales a domicilio.
Ya no van a servir las Residencia con el concepto actual, de personas mayores viendo la televisión y con una rampita para hacer ejercicios muy concretos. El futuro anciano necesitará un gimnasio, porque llega con más capacidades físicas.
Querrá pelotas de pilates, cintas, yoga y mancuernas. Y ya somos usuarios de móvil para todo. No puede ser que vayas a una Residencia y haya un ordenador en un rincón para todos.
No estamos preparados para la vejez que viene. Todavía no estamos contando con la experiencia acumulada que tienen, ni con el tiempo disponible que nos ofrecen como contribución social. Tampoco estamos preparados para asumir que siguen teniendo un papel vital en la sociedad, no sólo porque pueden hacer cosas, sino porque pueden enseñarlas.
Los baby boomers venimos con un nivel educativo más alto. El porcentaje de personas que hemos estudiado bachiller es enorme y hay muchos más universitarios. Algunos llegaron a vivir la revolución cultural de finales de los 60 y somos hijos de la ciencia y el progreso. Resulta por tanto inevitable poner en el centro, otra vez, el debate de la edad de jubilación, ahora que llegan en masa personas con plena capacidad para cotizar.
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