Se dice que el tiempo es oro, y es verdad. Por eso es una pena desperdiciarlo. Hay etapas de nuestra Vida en las que sentimos “no tener tiempo para nada”, cuando la verdad es que, tal vez, queramos hacer muchas cosas y el día sólo tiene 24 horas. El trabajo, la familia, el ir y venir de cada día, nos ocupan esas 24 horas.
Pero hay otra etapa de la Vida, en la que uno de nuestros principales activos es el tiempo disponible. Es esa etapa que comienza cuando nuestra actividad principal, ya sea el trabajo remunerado o el cuidado de la familia, cesa total o parcialmente, y nos encontrados con una gran riqueza: tiempo disponible. Un tiempo que sigue siendo oro, pero de más quilates, pues se ha ido enriqueciendo con los conocimientos y la experiencia adquirida a lo largo de los años. Y ese tiempo disponible, ese oro, debemos administrarlo bien, haciendo un proyecto de Vida Saludable y Participativa.
No digamos eso de que: “yo ya, con la edad que tengo…”. Y es que por eso, porque tenemos edad y tenemos tiempo disponible, podemos hacer muchas cosas. Debemos buscar a nuestro alrededor, mirar todas las oportunidades de compartir nuestro tiempo, comparar y decidir dónde, con quién y para qué, queremos dar nuestro tiempo que es oro… de muchos quilates.
Seguramente encontraremos personas y organizaciones con muy distintos objetivos y actividades que, seguro, están necesitadas del valor de nuestro tiempo disponible y de nuestras capacidades y conocimientos. Que no es necesario que sean extraordinarios. A veces, las cosas sencillas son las que más se agradecen, como por ejemplo: un rato de compañía.
El Voluntariado es una buena actividad para “invertir” ese oro, seguros de que obtendremos una alta “rentabilidad” para nosotros y nosotras, y por extensión para el conjunto de la Sociedad.
Ismael Arnaiz Markaida
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