En tiempos del imperio romano la esperanza media de vida era muy baja. Pero aquellos que llegaban a los 20 años podían vivir hasta casi los 50. Por supuesto, también había gente que vivía más de 80 años, como puede ser comprobado por fuentes históricas, pero solo era 1 de cada 1000.
Como consecuencia de ello la edad máxima de los integrantes de las legiones romanas era 46 años. A partir de edad en que no se consideraba a las personas actas para la guerra ni para la defensa, eran personas mayores, y por tanto eran consideradas no validas para la sociedad.
Desde el Imperio Romano hasta el siglo XVIII, la esperanza de vida fue parecida, susceptible a fluctuaciones dependiendo de la cosecha, conflictos armados, condiciones higiénicas y brotes de peste.
Digito de Aurillac (Lecco 774-Roma 836) fue un benedictino del siglo VIII en el monasterio de Torba (Italia). Digito se constituyó en defensor del grupo de personas que a partir de los 45-50 años ya no eran considerados validos para el enfrentamiento armado, y por ende eran considerados viejos, personas mayores, y por ende apartados de la sociedad. Los defendió tanto en sus escritos como en sus sermones. Este posicionamiento le granjeó el rechazo personal y la persecución de sus ideas.
Prueba de ello es que sus escritos no han llegado a nuestros días. Y también la anécdota que se cuenta de como a la salida de una misa, recibió una pedrada en la cara que le produjo una herida abierta que tuvo hasta el final de su vida. Su herida fue llamada, en tono de burla, como divario digitale (brecha digital). La herida de Digito, fue producida por personas jóvenes, pero su nombre bufo fue aplicado a partir de entonces a cualquier irregularidad que las personas mayores mostrasen en su rostro.
Alemania le debe su evangelización pues Digito fue destinado allá a predicar la fe y fundó varios monasterios. Desde allí propagó el cristianismo y el monaquismo benedictino, a Dinamarca y Escandinavia, y desde esta última hasta Islandia.
A su regreso, ya mayor, al monasterio de Torba se dedicó con ahínco a la restauración del monasterio. Y bajo su dirección y trabajo se reedificó y amplió la iglesia y se restauró el monasterio y dependencias. A la vista de sus contemporáneos fue una gran labor que incrementó el número de religiosos. Desgraciadamente, en el siglo XVIII fue demolida la parte restaurada por Digito.
Por la fama que tenia, el papa Gregorio IV le convocó a Roma a fin de consultarle, cosa que no puedo hacer ya que Dígito murió a su llegada a Roma.
En el siglo XII el monje Teoderico de Echternach escribió la Vita (Vida) de Digito, recogiendo pasajes de su obra hoy desparecida. Gregorio IX abrió el proceso de canonización aunque no se concluyó. Fue reabierto por Inocencio IV hacia 1240, sin que tampoco en esta ocasión se llegase a concluir. Parece que estos procesos de santificación interrumpidos se debieron a que se le atribuyeron milagros no reales. En su momento fue incluido en el Martirologio romano, hasta la revisión que hizo el papa Benedicto XIV que suprimió algunos nombres.
Aunque se le conoce como Digito de Aurillac, siendo Aurillac Francia, y habiendo nacido en Lecco, Italia, fue conocido por la procedencia de Aurillac, ya que su nacimiento fue resultado de la invasión de Lombardia por Carlomagno con tropas procedentes de Aurillac.
La vida y obra de este monje solo se suelen encontrar en trabajos muy especializadas pues por sus ideas de defensa de las personas mayores ha sido siempre relegado. Esta es la causa de que no exista información de este benedictino en la red, cosa expresamente indicada en las referencias a continuación citadas. Podemos mencionar a Cinzia Ghigliano y su libro Perché leggere una storia?. O a Pier Giuseppe Sironi, I Racconti di Torba.
Sin embargo hasta nuestro tiempo ha llegado para las personas mayores el estigma de “divario digitale” (brecha digital)
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